JESÚS Y LOS MILAGROS EN EL REINO DE DIOS


"14 Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste que yacía en cama con fiebre.15 Le tocó la mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó y le servía. 16 Y al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; y expulsó a los espíritus con su palabra, y sanó a todos los que estaban enfermos, 17 para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta Isaías cuando dijo: Él mismo tomó nuestras flaquezas y llevo nuestras enfermedades. (Mateo 8: 14-17 LBLA)

    En los capítulos 8 y 9 del evangelio según San Mateo, se nos relatan diez intervenciones sobrenaturales a través del ministerio público del Mesías rey. Ocho sanidades, una liberación y un acto sobrenatural en el que calma una tempestad. Quienes fueron sanados, liberados y salvados, experimentaron la manifestación y el poder del Reino de Dios en sus vidas.
  
    Un milagro es una intervención sobrenatural, divina que cambia radicalmente el curso natural de una condición o circunstancia de manera inmediataCuando Jesucristo manifestó su reino, lo hizo a través de la predicación y enseñanza de su evangelio, pero también, por la demostración de poder sobre las consecuencias que acarrea la presencia del pecado en la humanidad. Cada uno de estos milagros son en si mismos: una manifestación, una señal y una enseñanza para todos nosotros. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” Romanos 10:17
    
     En esta guía devocional tomaremos un buen tiempo para meditar en cada uno de estos milagros, buscando la enseñanza que fortalezca nuestra fe en el poder del reino de Dios sobre cualquier nuestra necesidad.
                  
LECTURAS BÍBLICAS DE LA SEMANA (LBLA)

       1. Mateo 8: 1 – 4. Jesús limpia a un leproso
1 Y cuando bajó del monte, grandes multitudes le seguían. 2 Y he aquí, se le acercó un leproso y se postró ante El, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 3 Y extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante quedó limpio de su lepra. 4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no se lo digas a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio a ellos.
 
    2. Mateo 8: 5 -13. La fe de un centurión
5 Y cuando entró Jesús en Capernaúm se le acercó un centurión suplicándole, 6 y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, sufriendo mucho. 7 Y Jesús le dijo: Yo iré y lo sanaré. 8 Pero el centurión respondió y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; mas solamente di la palabra y mi criado quedará sano. 9 Porque yo también soy hombre bajo autoridad, con soldados a mis órdenes; y digo a éste: "Ve", y va; y al otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto", y lo hace. 10 Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que le seguían: En verdad os digo que en Israel no he hallado en nadie una fe tan grande. 11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. 12 Pero los hijos del reino serán arrojados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes. 13 Entonces Jesús dijo al centurión: Vete; así como has creído, te sea hecho. Y el criado fue sanado en esa misma hora.
 
    3. Mateo 8: 14 – 17. Jesús sana a la suegra de Pedro y muchos enfermos
14 Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste que yacía en cama con fiebre.15 Le tocó la mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó y le servía. 16 Y al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; y expulsó a los espíritus con su palabra, y sanó a todos los que estaban enfermos, 17 para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta Isaías cuando dijo: Él mismo tomó nuestras flaquezas y llevo nuestras enfermedades.
 
    4. Mateo 8: 23 – 27 Jesús calma una tormenta
23 Cuando entró Jesús en la barca, sus discípulos le siguieron. 24 Y de pronto se desató una gran tormenta en el mar, de modo que las olas cubrían la barca; pero Jesús estaba dormido. 25 Y llegándose a Él, le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 26 Y Él les dijo: ¿Por qué estáis amedrentados, hombres de poca fe? Entonces se levantó, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. 27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Quién es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?
 
    5. Mateo 8: 28 – 34 Jesús sana a dos endemoniados
28 Cuando llegó al otro lado, a la tierra de los gadarenos, le salieron al encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, violentos en extremo, de manera que nadie podía pasar por aquel camino. 29 Y gritaron, diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes del tiempo? 30 A cierta distancia de ellos había una piara de muchos cerdos paciendo; 31 y los demonios le rogaban, diciendo: Si vas a echarnos fuera, mándanos a la piara de cerdos. 32 Entonces Él les dijo: ¡Id! Y ellos salieron y entraron en los cerdos; y he aquí que la piara entera se precipitó por un despeñadero al mar, y perecieron en las aguas. 33 Los que cuidaban la piara huyeron; y fueron a la ciudad y lo contaron todo, incluso lo de los endemoniados. 34 Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de su comarca.
 
    6. Mateo 9: 1- 8. Jesús sana a un paralítico
1 Y subiendo Jesús en una barca, pasó al otro lado y llegó a su ciudad. 2 Y le trajeron un paralítico echado en una camilla; y Jesús, viendo la fe de ellos, dijo al paralítico: Anímate, hijo, tus pecados te son perdonados. 3 Y algunos de los escribas decían para sí: Este blasfema. 4 Y Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? 5 Porque, ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate, y anda"? 6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (entonces dijo al paralítico): Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. 7 Y él levantándose, se fue a su casa. 8 Pero cuando las multitudes vieron esto, sintieron temor, y glorificaron a Dios, que había dado tal poder a los hombres
 
    7. Mateo 9: 18 – 26 Una niña resucitada y una mujer sanada
18 Mientras les decía estas cosas, he aquí, vino un oficial de la sinagoga y se postró delante de Él, diciendo: Mi hija acaba de morir; pero ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. 19 Y levantándose Jesús, lo siguió, y también sus discípulos. 20 Y he aquí, una mujer que había estado sufriendo de flujo de sangre por doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; 21 pues decía para sí: Si tan sólo toco su manto, sanaré. 22 Pero Jesús, volviéndose y viéndola, dijo: Hija, ten ánimo, tu fe te ha sanado. Y al instante la mujer quedó sana. 23 Cuando entró Jesús en la casa del oficial, y vio a los flautistas y al gentío en ruidoso desorden, 24 les dijo: Retiraos, porque la niña no ha muerto, sino que está dormida. Y se burlaban de Él. 25 Pero cuando habían echado fuera a la gente, El entró y la tomó de la mano; y la niña se levantó. 26 Y esta noticia se difundió por toda aquella tierra.
 
    8. Mateo 9: 27 - 31 Jesús sana a dos ciegos
27 Al irse Jesús de allí, dos ciegos le siguieron, gritando y diciendo: ¡Hijo de David, ten misericordia de nosotros! 28 Y después de haber entrado en la casa, se acercaron a Él los ciegos, y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos le respondieron: Sí, Señor. 29 Entonces les tocó los ojos, diciendo: Hágase en vosotros según vuestra fe. 30 Y se les abrieron los ojos. Y Jesús les advirtió rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. 31 Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella tierra.
 
    9. Mateo 9: 32 -  34. Jesús sana a un hombre mudo
32 Y al salir ellos de allí, he aquí, le trajeron un mudo endemoniado. 33 Y después que el demonio había sido expulsado, el mudo habló; y las multitudes se maravillaban, y decían: Jamás se ha visto cosa igual en Israel. 34 Pero los fariseos decían: El echa fuera los demonios por el príncipe de los demonios.

TIEMPO PARA REFLEXIONAR EN FAMILIA

    Después de leer y analizar el contenido de cada uno de los pasajes bíblicos, reflexionemos en familia las siguientes interrogantes:

Según cada uno de los diez de los milagros que San Mateo nos relata en los capítulos 8 y 9:

    1. ¿Cuáles son las enseñanzas que nos dejan cada uno de estos milagros?

    2. ¿Cómo aumenta nuestra fe cada uno de estos relatos?

    3. ¿Qué señal entregaba el Mesías rey con cada uno de estos milagros?
 
TIEMPO DE ORACIÓN ANTE EL PADRE

 Acerquémonos confiadamente al trono de gracia a través de nuestra oración a Cristo.
  • Pidamos la manifestación del reino de Dios y su poder en cada una de nuestras necesidades.
  • Pidamos la manifestación del poder de Dios en medio nuestro ministerio.
  • Que Dios manifieste su poder en nuestra iglesia cada vez que predicamos su palabra.
 



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