FORTALEZA EN LA ADVERSIDAD

"Nuestro Dios es como un castillo que nos brinda protección. Dios siempre nos ayuda cuando estamos en problemas" Salmo 46:1 (BLS)

Fortaleza, era un lugar amurallado defendido y organizado para la seguridad de las personas que habitaban dentro de sus límites, con el objetivo de servir como protección en cualquier ataque bélico. Se construían en lugares altos que aprovechan el relieve para obstaculizar su acceso.

En el ámbito de la fe en medio de la adversidad y la angustia, creían que el eterno era para ellos como una gran fortaleza inexpugnable donde estaban protegidos del ataque del adversario. Allí podían tomar tiempo para descansar, alimentarse y fortalecerse en su ánimo, para luego ganar sus batallas.

En el nuevo pacto de la gracia en nuestro Señor Jesucristo, nuestra confianza absoluta en su obra redentora nos imparte fuerzas sobrenaturales.

¡Cristo es nuestra fortaleza y también es quien nos fortalece!

Porque su victoria es ahora nuestra victoria a través de nuestra fe en él. Cristo venció con su vida, obra y ministerio a todos nuestros enemigos. A los infortunios, al pecado, a la culpa, la muerte, la enfermedad, la condenación y al mismos Luzbel.

Apreciada familia, que en estos tiempos adversos edifiquemos y mantengamos firmes la fe de nuestro hogar en Cristo Jesús, nuestro cimiento de estabilidad y fortaleza.

LECTURA BÍBLICA DE LA SEMANA

• Salmos 18:1-3 (BLS)

1 ¡Dios mío, yo te amo porque tú me das fuerzas! 2 Tú eres para mí la roca que me da refugio; ¡tú me cuidas y me libras! Me proteges como un escudo, y me salvas con tu poder. ¡Tú eres mi más alto escondite! 3 Tú mereces que te alabe porque, cuando te llamo, me libras de mis enemigos.

• Salmos 27:1-6 (BLS)

1 Dios mío, tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién voy a tener miedo? Tú eres quien protege mi vida; ¡nadie me infunde temor! 2 Cuando mis malvados enemigos me atacan y amenazan con destruirme, son ellos los que tropiezan, son ellos los que caen. 3 Me puede atacar un ejército, pero yo no siento miedo; me pueden hacer la guerra, pero yo mantengo la calma.

• Salmos 46:1-2 (BLS)

1 Nuestro Dios es como un castillo que nos brinda protección. Dios siempre nos ayuda cuando estamos en problemas. 2 Aunque tiemble la tierra y se hundan las montañas hasta el fondo del mar; aunque se levanten grandes olas y sacudan los cerros con violencia, ¡no tendremos miedo!

• Isaías 6:1-4 (BLS)

1 Cuando Dios castigue a nuestros enemigos, la gente de Judá entonará esta canción: «Tenemos una ciudad muy fuerte; Dios levantó murallas y fortalezas para protegernos. 2 Abran los portones de Jerusalén, pues por ellos entrará un pueblo justo y fiel. 3 Dios hará vivir en paz a quienes le son fieles y confían en él. 4 Dios es nuestro refugio eterno; ¡confiemos siempre en él!

• Filipenses 4:12-13 (BLS)

12 Sé bien lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es tener de todo. He aprendido a vivir en toda clase de circunstancias, ya sea que tenga mucho para comer, o que pase hambre; ya sea que tenga de todo o que no tenga nada. 13 Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones.

• Efesios 6:10-13 (BLS)

10 Finalmente, dejen que el gran poder de Cristo les dé las fuerzas necesarias. 11 Protéjanse con la armadura que Dios les ha dado, y así podrán resistir los ataques del diablo. 12 Porque no luchamos contra gente como nosotros, sino contra espíritus malvados que actúan en el cielo. Ellos imponen su autoridad y su poder en el mundo actual. 13 Por lo tanto, ¡protéjanse con la armadura completa! Así, cuando llegue el día malo, podrán resistir los ataques del enemigo y se mantendrán firmes hasta el fin.

TIEMPO PARA REFLEXIONAR

1.¿En dónde tenemos nuestra confianza de estar protegidos integralmente?

2.¿Qué enemigos de nuestra fe en Dios podemos identificar en la familia?

3.¿Cómo venció Cristo Jesús a todos nuestros enemigos?

4.¿Cómo podemos vencer a todos los enemigos espirituales?

TIEMPO PARA PRESENTARSE DELANTE DEL PADRE

• Declaremos con salmos y cánticos espirituales nuestra fuerza y fortaleza en Dios.

• Juntos y en oración entreguemos toda nuestra ansiedad a Dios.

• Pidamos que El Espíritu Santo nos ayude en todas nuestras debilidades.

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